ENTRE MÉTODOS, VOLCANES Y TERREMOTOS
Su inagotable curiosidad lo llevó a estudiar los movimientos telúricos en el Instituto Tecnológico de Tokio. Sus hallazgos en esta materia han construido, en parte, su amplia trayectoria al servicio de la ciencia y la academia. Como buen científico, sus escritos se descargan, se leen y se citan por todo el mundo. Nombrado par evaluador de artículos de investigación en Journals Internacionales; su más reciente libro, “Earthquakes, from tectonics to buildings”, es una colaboración que reúne artículos de Italia, Japón, Rusia, Reino Unido, Austria, China y Pakistán. ¿Un referente o un perito? Lo cierto es que sus últimas indagaciones están marcando precedentes en su campo profesional.
De acuerdo con el académico de UNICAES, el Dr. Walter Salazar, los terremotos de la cadena volcánica en Centroamérica tienen peculiaridades que los distinguen de los terremotos de California. “Estábamos cometiendo un error, porque estábamos importando el método californiano, donde no hay volcanes”, se sincera.
Para llegar a esta conclusión, el doctor en Ingeniería Sísmica se apoyó en dos conceptos fundamentales: 1) el tiempo de Interocurrencia: el periodo entre un terremoto y otro; 2) la amenaza sísmica: la probabilidad de que ocurra una intensidad sísmica en un determinado tiempo y lugar. Al considerar estos criterios, los resultados demostraron que el método Weibull se asocia mejor a las condiciones de El Salvador, que el método de Poisson, utilizado para estudiar los terremotos en California.
“Weibull tiene una ventaja, es tiempo dependiente: la probabilidad de que ocurra un terremoto, depende de cuando ocurrió el último. Tembló en el 2001, Weibull te proporciona la probabilidad de que se repita ese terremoto en el 2050 por ejemplo. Poisson no tiene memoria. Pero sabemos que podría utilizarse siempre y cuando se compare con la distribución de Weibull, una vez se eliminan las réplicas y premonitores del catálogo. Tampoco hay que descartarlo”, explica.
Otro aporte de su investigación destaca que los terremotos en la cadena volcánica están separados la misma distancia promedio de los volcanes, porque en efecto están dentro de la región geográfica de los volcanes. Una conclusión que suena lógica, pero que le llevó décadas al académico demostrarlo. “Te esperarías que entre más grande el terremoto, más distancia hay entre ellos; y que los terremotos pequeños se agrupan más cercanamente. Esa es la lógica. Pero en los terremotos de cadena volcánica, esta distancia es aleatoria. La media de esa distancia es de 27 kilómetros, que son los mismos 27 kilómetros que el investigador M. Carr propuso para los volcanes”, comenta.
Ahora, el Doctor Salazar trabaja en su próximo artículo, donde demuestra que la vida útil de la estructura depende de la localización del edificio con respecto a las fuentes de terremotos y no a un valor arbitrario de 50 años como se considera usualmente: “no es lo mismo construir un edificio en Arcatao, Chalatenango, que construir en la zona de mayor amenaza sísmica como en San Salvador, dentro de la misma cadena volcánica. Por ley de sobrevivencia natural, un individuo tiene mayores probabilidades de vivir lejos de una zona de gran amenaza”. Esto lo comprobó con una validación cruzada de la amenaza, con los métodos antes mencionados. “Será una nueva contribución para la amenaza sísmica”, concluye.
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