Salud y bienestar para una mente sana y un cuerpo sano
Por Dr. Eduardo Linares / eduardo.linares1@catolica.edu.sv
Seguro ya hemos escuchado “Hacer ejercicio es saludable”, “Estar en forma nos aleja de las enfermedades”, “La actividad física mejora nuestro estado de ánimo y mejora nuestra salud mental”, etc. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la inactividad física está entre los principales factores de riesgo de mortalidad global. De hecho, hay abundante evidencia sobre que el ejercicio contribuye a retrasar la aparición de al menos 40 enfermedades crónicas. Diversas investigaciones han demostrado que la práctica regular de ejercicio previene la fragilidad ósea en edad avanzada. Por el contrario, una baja forma física puede aumentar el riesgo de mortalidad por cáncer y enfermedades cardiovasculares.
la actividad física mejora la salud mental
Los estudios indican, además, que la actividad física mejora la salud mental. Es más, su práctica regular se considera una alternativa en la prevención de la depresión, alzhéimer o párkinson. Por todo ello, en la actualidad uno de los grandes desafíos es reducir el comportamiento sedentario y promover la actividad física en adultos y niños.
Como todos sabemos, los Juegos Olímpicos Tokio 2020, que actualmente se están desarrollando, ponen de manifiesto los esfuerzos físicos de los mejores atletas del mundo, son de hecho, no solo una manera de medir fuerzas y capacidades, sino que también resaltar lo que el ser humano puede llegar a conseguir físicamente. Semanas, meses e incluso años perfeccionando las diferentes disciplinas del deporte, para ellos es una verdadera competencia con sí mismos, con sus propias metas y con sus propios intereses. Podría ser que sus ideales de ser los mejores los llevan al límite de sus posibilidades físicas, pero al final se dan cuenta que todo tiene sentido cuando se tiene constancia, disciplina y esfuerzo. Una medalla significa eso, valor, entrega, sacrificio, constancia y superación.
Nosotros que no somos atletas de alto rendimiento y no podemos dedicar largas horas o extenuantes ejercicios diarios, puesto que no participaremos en competencias ni en campeonatos mundiales mucho menos; sí debemos estar seguros de que el ejercicio diario y los buenos hábitos como caminar, trotar, hacer bicicleta o cualquier tipo de actividad física son de suma importancia.
Nosotros estamos hechos anatómicamente para estar en movimiento. Nuestra estructura física es la ideal para movilizarnos, saltar, correr, estirarnos, nadar, entre otros. Por lo que es importante, según nuestra configuración genética y constitucional siempre estar en movimiento, así como respirar, comer, caminar, todas son actividades físicas que el ser humano debe realizar para estar en forma. Siempre he dicho que comer bien y comer saludable no justifica dejar de hacer ejercicio y, por el contrario, hacer ejercicio tampoco justifica una mala alimentación. Por lo que debemos ser conscientes y coherentes con nuestro estilo de vida para mantener una vida saludable.
En conclusión, podemos decir que sí, sí existe la famosa relación: “mente sana, en cuerpo sano”. Incluso podemos notar que coexisten como consecuencia una de la otra; lo que nos invita a pensar que no importa el motivo que nos lleve a ejercitarnos (vernos bien o sentirnos bien), los beneficios y resultados que tendremos serán siempre los mismos, muy importantes y determinantes en nuestra salud de hoy y de nuestro futuro.
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