SUSI 2025: Liderazgo, ciudadanía y compromiso desde El Salvador

Por Samuel Oswaldo Guerrero Núñez y María Isabel Gálvez Valencia | Estudiantes de Licenciatura en Mercadeo y Negocios Internacionales, UNICAES.

Del 5 de julio al 9 de agosto de 2025, tuvimos el privilegio de participar en el programa SUSI (Study of the U.S. Institutes) para Líderes Estudiantiles, una experiencia académica y cultural que transformó la visión del liderazgo, la ciudadanía y el compromiso social. El programa tuvo lugar en Amherst, Massachusetts, y nos permitió visitar ciudades emblemáticas como Boston, Nueva York, Tucson (Arizona) y culminar en Washington D.C., la capital de los Estados Unidos.

Un proceso de selección que nos retó desde el inicio

La convocatoria fue altamente competitiva: más de 1,000 jóvenes salvadoreños aplicamos mediante formularios y ensayos. De ese grupo, solo 32 avanzamos a la primera ronda de entrevistas, y posteriormente 12 fuimos convocados a la fase final. Finalmente, cinco jóvenes fuimos seleccionados para representar a El Salvador en esta edición del programa. Ambos compartimos esta experiencia que nos marcó profundamente.

Aprendizaje integral: más allá del aula

Durante cinco semanas, nos sumergimos en un entorno académico riguroso y diverso. Participamos en seminarios, debates, lecturas dirigidas, presentaciones grupales y conferencias con expertos en temas de liderazgo, participación cívica y ciudadanía. Además, realizamos visitas de campo, talleres prácticos, actividades culturales y jornadas de servicio comunitario que nos permitieron comprender de manera más profunda la cultura estadounidense y reflexionar sobre nuestras propias realidades.

Cada actividad nos retó a pensar críticamente, a dialogar con respeto y a fortalecer nuestras habilidades como agentes de cambio. El enfoque del programa no solo fue académico, sino también humano: Nos conectamos con historias, comunidades y causas que nos inspiraron a regresar con una renovada motivación por servir.

Al volver a El Salvador, la experiencia SUSI se convirtió en un motor para seguir impulsando iniciativas que beneficien a nuestras comunidades. “He sido voluntario en Glasswing Internacional durante tres años, brindando clases de inglés a jóvenes que desean mejorar sus habilidades lingüísticas. Además, he formado parte de la ADESCO de mi comunidad, primero como tesorero durante dos años y actualmente como presidente, liderando proyectos de abastecimiento de agua y desarrollo comunitario, así como otras acciones orientadas al trabajo con juventudes”, explica Samuel.

Por su parte, María Isabel Gálvez también ha demostrado un compromiso ejemplar. Es miembro de la directiva de ADESCO en su comunidad, donde colabora en proyectos conjuntos con organizaciones locales. Participa activamente en grupos juveniles, realiza voluntariados en comunidades vulnerables, asilos y proyectos ambientales. Además, es cofundadora de Vvolunteer, una iniciativa en desarrollo que busca conectar a jóvenes con organizaciones sociales, promoviendo el voluntariado como herramienta de transformación.

Reflexión final: sembrar liderazgo desde lo cotidiano

SUSI 2025 no fue solo un intercambio académico; fue una experiencia de vida que nos reafirmó que el liderazgo comienza en lo cotidiano, en el servicio, en la escucha activa y en la acción comprometida. Regresamos con el firme propósito de seguir construyendo puentes, de generar impacto desde nuestras trincheras y de inspirar a otros a sumarse a este camino de transformación.

Desde nuestras comunidades, seguimos sembrando liderazgo con propósito, convencidos de que el cambio empieza por nosotros.

Arquitectura, liderazgo y servicio: Mi aventura en Fundación Botín

¡Hola! Soy Gissela Cruz, estudiante de quinto año de Arquitectura en Universidad Católica de El Salvador, emprendedora y miembro de la red de servidores públicos de Fundación Botín. En 2023 tomé una decisión que transformaría mi vida: postularme al Programa para el Fortalecimiento de la Función Pública en América Latina. Fue un proceso desafiante, pero lleno de aprendizajes que me llevaron a ser seleccionada como la única representante de El Salvador.
 
El programa me permitió vivir una experiencia única de dos meses en España y Colombia, donde participé en sesiones académicas, actividades culturales y proyectos de liderazgo. En España visitamos Toledo, que me enseñó sobre la importancia del patrimonio y la ciudadanía, y la Universidad de Salamanca, un espacio lleno de historia y aprendizaje social. También recorrimos un tramo del Camino de Santiago, caminando tres días por la ruta Mozárabe con el objetivo de llegar a la emblemática Catedral de Santiago de Compostela. Ese momento, compartiendo nuestras banderas y celebrando con jóvenes de diferentes países es un recuerdo que siempre guardaré.
 
En Madrid, durante un mes, nos sumergimos en clases en la sede de la Fundación Botín, donde aprendimos de líderes destacados y trabajamos en proyectos grupales, como la simulación de un Tratado de Unión Latinoamericana. Además, participé en la feria de países, donde tuve la oportunidad de destacar la riqueza cultural de El Salvador recitando “Un rancho y un lucero” de Alfredo Espino, un momento que me llenó de orgullo al recibir un reconocimiento por mi participación.
 
El programa incluyó encuentros memorables, como la visita al Banco de España, el Museo del Prado y, como broche de oro, un conversatorio con el Rey Felipe VI en el Palacio Real de El Pardo. En Colombia, continuamos nuestra formación en la Universidad de Los Andes, abordando temas sobre diseño y acceso a la justicia, y culminamos en Cartagena de Indias celebrando el XV aniversario del programa con la red de servidores públicos.
Todo este recorrido fue mucho más que un programa académico. Fue un viaje de autodescubrimiento, de salir de mi zona de confort y de reafirmar mi compromiso con el servicio público. Agradezco a Dios, a mi familia, a UNICAES y a la ONG Un Pulmón Más, quienes me apoyaron en cada paso del camino, desde la postulación hasta la ejecución de un proyecto social-ambiental.
 
Mi consejo a quienes quieran atreverse a soñar en grande es que no tengan miedo de los retos. Todo proceso lleva tiempo y esfuerzo, pero el resultado vale la pena. Desde lo más pequeño podemos lograr cosas extraordinarias y marcar una diferencia en nuestra sociedad. Hoy, como parte de esta red, estoy más motivada que nunca para contribuir a un mundo más equitativo, sostenible e inclusivo.
 
RAFAEL-63

De Colombia a El Salvador: Mi viaje en la ingeniería agronómica

¡Hola! Soy Rafael Antonio Guerrero Díaz, y quiero compartir un poco sobre esta fascinante etapa de mi vida. Actualmente estoy viviendo una experiencia increíble como estudiante de Intercambio Académico Internacional, en la carrera de Ingeniería Agronómica, en la Universidad Católica de El Salvador. Vengo de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, sede Tunja, donde comencé este camino que hoy me llena de aprendizaje y retos.
 
Mi familia es una mezcla entre la docencia y el mundo agrícola. Mis nonos (abuelos) me inculcaron el amor por el agro a través de su finca, donde crecí rodeado de cultivos de cacao, café y cítricos. Mi tío, Martín Guerrero, fue ingeniero agrónomo y experto en floricultura, particularmente en el cultivo de rosas. Su ejemplo despertó en mí un interés genuino por esta carrera, llevándome a inscribirme en Ingeniería Agronómica y a enamorarme poco a poco de las áreas investigativa, académica y práctica.
 
Al final, gracias a mi esfuerzo y dedicación, logré obtener una beca completa que me abrió las puertas para venir aquí a UNICAES. Este Intercambio Académico no solo ha sido una oportunidad para ampliar mis conocimientos, sino también para comparar y aprender sobre otras perspectivas. En El Salvador, por ejemplo, he notado un enfoque importante en el manejo pecuario, un área que complementa mi formación agronómica.
Desde que llegué, la calidez de mis compañeros, profesores y todo el personal de UNICAES me ha hecho sentir en casa. La infraestructura y el ambiente de la casa de huéspedes me han sorprendido gratamente, ofreciendo un espacio acogedor y tranquilo para concentrarme en mis metas.
 
En cuanto a mis expectativas, espero absorber todo lo relacionado con el manejo pecuario para convertirme en un profesional integral, capaz de integrar conocimientos agronómicos y agropecuarios. También valoro profundamente el intercambio cultural y académico con personas de un país tan cercano, pero a la vez con experiencias únicas para ofrecer.
 
Mis familiares se sintieron emocionados y orgullosos cuando les compartí la noticia de este intercambio. Saben que esto representa un paso importante en mi desarrollo profesional y personal, y su apoyo ha sido fundamental en cada paso del camino.
 
Hoy, desde Santa Ana, estoy más comprometido que nunca con mi objetivo de crecer y compartir conocimientos, no solo en lo académico, sino en lo humano. Este es el comienzo de un capítulo que estoy seguro recordaré con gratitud y emoción. ¡Vamos por más!