“COMPARTIR CON ALEGRÍA”: PALABRAS DEL RECTOR A LA LXIII PROMOCIÓN DE GRADUADOS UNICAES
«Nacida del corazón de la Iglesia, la Universidad Católica se inserta en el curso de la tradición que remonta al origen mismo de la Universidad como institución, y se ha revelado siempre como un centro incomparable de creatividad y de irradiación del saber para el bien de la humanidad». Con estas palabras inicia la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae sobre las universidades católicas, del Papa San Juan Pablo II, que orienta el quehacer de las instituciones católicas de educación superior a nivel mundial.
Este día, y cumpliendo con ese mandato de contribuir con el bien de la humanidad, la Universidad Católica de El Salvador se honra en entregar a la sociedad salvadoreña 301 profesionales en distintas ramas de la ciencia y de la técnica, que han sido formados bajo los postulados de una educación integral, donde se combina la preparación profesional con una formación en principios y valores cristianos.
Queridos graduados, hoy culmina un proceso, el de su formación, pero inicia una etapa decisiva en sus vidas: poner al servicio de los demás lo que han aprendido y, muy particularmente, la de contribuir con sus conocimientos a mejorar nuestro país. En ese contexto, les invito a que el lema de la Universidad, «La ciencia sin moral es vana», siga siendo su insignia en la vida profesional. Lo anterior implica poner sus conocimientos al servicio de la verdad y del bien común, con la confianza, siempre, puesta en Dios para obtener de Él la guía necesaria en el camino a seguir.
Como lo dicen las Sagradas Escrituras, hay un tiempo para plantar y un tiempo para cosechar. Hoy ustedes celebran el éxito alcanzado, fruto de sus esfuerzos y sacrificios, horas de estudio y dedicación, hoy es tiempo de cosechar y de compartir con alegría.
En la solemnidad de la Sagrada Familia, en el año 2015, el Papa Francisco expresó: « La verdadera alegría que se experimenta en la familia no es algo casual y fortuito. Es una alegría que es fruto de la armonía profunda entre las personas, que hace saborear la belleza de estar juntos, de sostenernos mutuamente en el camino de la vida«. ¡Cuánta razón tiene el Papa cuando ha dicho estas palabras!
Jóvenes graduandos, hago un justo reconocimiento felicitando a los que se desvelaron junto con ustedes, a quienes no escatimaron esfuerzos y sacrificios para apoyarles en todo momento, quienes les demostraron su inmenso amor dándoles una formación profesional y acompañamiento hasta este momento en que reciben su investidura académica; me refiero a sus amados padres y a sus familias. Dios les colme de bendiciones.
Hoy el mundo, más que nunca, necesita profesionales íntegros, que sean testigos de una vida auténticamente cristiana, y por ello, les animo a que ahora, cuando comienza su vida profesional, con su sabiduría y ejemplo, ayuden a que en el mundo se promueva y respete la dignidad humana, supremo valor de la persona, y se defienda la vida. Ambas situaciones frecuentemente atropelladas.
A nombre de la Conferencia Episcopal de El Salvador y del Consejo Directivo de la Universidad, reciban nuestras sinceras felicitaciones.
Que Dios les bendiga.
Mons. Miguel Ángel Morán Aquino,
Rector Universidad Católica de El Salvador
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