Evaluación formativa y tecnología en el aprendizaje
Como parte del trabajo que los docentes realizamos para establecer procesos educativos acordes a las necesidades de los estudiantes, reflexionemos y valoremos si en verdad lo que hacemos los lleva a potenciar sus competencias, habilidades y destrezas, así como sus actitudes hacia el aprendizaje. Cierto es que las buenas intenciones las tenemos, y creemos que lo que hacemos está bien; pero, también es verdad que siempre puede mejorarse.
Ese es mi objetivo desde hace algunos años hasta la fecha, mejorar con base a las experiencias docentes de cada semestre. He reflexionado sobre la manera de optimizar los procesos de seguimiento de las actividades de mis estudiantes en asignaturas del área de investigación, de tal forma que fuesen aprendiendo y mejorando. La idea es que no solo las presenten por una nota (aunque cuesta sacar eso de sus mentes); no, eso sería algo limitado y únicamente sumativo. La idea es que los estudiantes tengan espacios donde se abran oportunidades de ir mejorando lo que presentan durante el proceso; y luego, asignar una calificación. Pero la pregunta clave es ¿cómo hacerlo? Decidí incorporar la evaluación formativa como parte esencial y condicional para llegar a la evaluación sumativa, mediante el establecimiento de espacios de tutoría, donde los estudiantes pueden hacerme las consultas necesarias; y como docente identificar logros y aspectos por mejorar en el momento oportuno.
Ahora bien, el venir de una modalidad virtual a una híbrida, transforma el uso de la tecnología en un factor relevante para alcanzar este propósito. ¿Qué hice? Asignar algunas sesiones por medio de la herramienta Google Meet durante cada período del ciclo académico, con el propósito de atender a cada equipo de investigación, en un día y horario determinado; así también, el uso de documentos en la nube de Google Docs, que son compartidos por los estudiantes con la docente, y en los que se presentan los avances de sus actividades. Eso me permite darme cuenta en cualquier momento de si el equipo está avanzando o no y en qué nivel; y al no ver progreso, puedo comunicarme inmediatamente con ellos para hacer las consultas respectivas e informarles que del trabajo presentado depende la calidad del resto de tareas de la materia; enfatizando que, el principal beneficiado de aprovechar este tipo de espacios es él mismo.
La experiencia adquirida con esta estrategia ha sido efectiva, y los estudiantes lo valoran, solicitando aún más tutorías. Por supuesto, que esto no funciona con todos los equipos, ya que también hay factores a título personal que incide para no responsabilizarse; pero, ya no queda en nosotros el no haberlo intentado.
Como vemos la evaluación formativa: “…no tiene como objetivo principal otorgar una calificación al alumnado, sino favorecer su aprendizaje y también el del docente, tomando conciencia de su práctica, para ser capaz de mejorarla.” (Fraile et al., 2021, p. 726)
Finalizo diciendo, como docentes “Nunca dejamos de aprender”. Sigamos contribuyendo a la formación de nuestros estudiantes. Gracias por leerme.
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