Todo comenzó con una clase, en la Universidad
Muchos son los matrimonios que cada día trabajan en y por la UNICAES. Todos ellos destacan por su dedicación hacia la institución que marcó sus proyectos de vida y ahora forma parte fundamental en sus historias de familia. En las siguientes líneas destacamos el caso de los matrimonios Marroquín Marroquín y García Flores.
Fue un 8 de febrero de 1991 cuando se conocieron por primera vez. Él estudiaba Profesorado en Sociales y ella, por su parte, se formaba en Computación Administrativa Empresarial. Ese día coincidieron en una materia, común para todos los universitarios: la clase de psicología del doctor Federico Barillas, uno de los miembros fundadores de la Universidad Católica de El Salvador.
El ambiente era masivo. El aula tenía capacidad para un aproximado de 90 estudiantes. Él se sentaba atrás y ella en primera fila, siempre adelante. Una pregunta del doctor Barillas y una respuesta del joven con voz enérgica, muy determinante, captarían la atención de ella en un primer instante. “Quizá por el hecho de que a mí me gustó su voz, ese día me senté al lado de la ventana en el bus. Él se subió también, se sentó a la par mía y comenzamos a platicar. Así inició todo”, recuerda ella.
Después de un año y tres meses de novios, Marco Marroquín y Silvia Marroquín se casaron en 1992. Ambos comenzaron a trabajar para costear los gastos en familia, pero una propuesta de estudio en el extranjero, pondría una pausa en su proyecto de vida.
“Me gané una beca y me fui a estudiar la licenciatura a los Estados Unidos, ya estando casado. Yo le escribía a ella todos los días, mandaba una carta cada tres, cuatro, seis días, pero todos los días escribía. En aquel entonces no había correo electrónico, el internet empezaba y tampoco existían los celulares”, explica.
Al regreso de su formación en Historia Latinoamericana, el entonces licenciado Marco Marroquín comenzó a trabajar en UNICAES. Su primer trabajo fue como docente e investigador de la Facultad de Ciencias y Humanidades. Posteriormente, ocupó la figura de Vicedecano en la misma facultad. Durante este periodo, concretó, además, su formación en la maestría en Asesoría Educativa y en el año 2011, hasta la fecha, pasa a ser el Director Académico de la Universidad.
La maestra Silvia de Marroquín, de igual forma, se define como UNICAES pura. Sus estudios de pregrado y posgrado han sido realizados en esta casa de estudios. Actualmente, se desempeña como docente en la Universidad. Sus dos hijas también han estudiado y se han graduado de UNICAES. La más pequeña de la familia tuvo la oportunidad de realizar un intercambio académico por Canadá, siguiendo un poco los pasos internacionales de su papá.
El ejemplo de este matrimonio ha servido de base para que los maestros, Moisés García y Melissa Flores de García emprendan su proyecto de vida familiar. Ellos se conocieron también en una clase, en la Universidad, ambos eran estudiantes de la Licenciatura en Ciencias de la Educación con especialidad en Educación Básica. Al inicio no eran amigos, pero a los pocos meses comenzaron a platicar.
De acuerdo con el maestro García, lo que más le llamó la atención de su esposa fue su inteligencia y lo aplicada que era para los estudios. De hecho, uno de los primeros contactos de la pareja estuvo en torno a una tarea. “Ella se graduó con honores, yo también, pero saqué dos puntos menos que ella”, se sincera.
Y es que la audacia de ambos para los estudios, los llevó a posicionarse en el acontecer universitario. Ingresaron a trabajar a la Universidad casi de inmediato, después de concluir con su carrera. Ella ingresó en 2010 a cubrir un interinato en el área administrativa. Un año después, él se sumó al área docente y comenzó a impartir materias humanísticas. En 2012 emprendieron sus estudios de posgrado en la Maestría de Asesoría Educativa y posterior a este logro académico, se casaron el 2 de agosto de 2014.
A la fecha, la maestra Melissa es la coordinadora de Registro Académico y el maestro Moisés es uno de los asesores en la Unidad de Evaluación y Currículum. Consideran a la Universidad como su segundo hogar. Tienen dos hijos pequeños. El mayor, de tres años, estudia en el Colegio Madre de la Iglesia de UNICAES. Al finalizar la jornada de trabajo de la mañana, se organizan para ir por el pequeño y llevarlo a casa con su hermana.
“La verdad es que la Universidad nos ha abierto bastantes puertas, no solo en el sentido académico y profesional, sino en la parte espiritual, lo que nos ha ayudado a crecer como familia”, concluye el matrimonio.
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