Síndrome de la verborrea infoxicativa: un enemigo fastidioso
Plasmar nuestras ideas por escrito no es fácil. Se requiere, además de conocimiento básico de las reglas de escritura y ortografía, un ordenamiento coherente y lógico de las ideas; las cuales deben poner de manifiesto el conocimiento y las intenciones del autor, a fin de despertar el interés en el lector.
Es normal que, al momento de redactar, toda persona sufra – en cierta medida– el síndrome de la página en blanco o bloqueo mental. Aunque este puede ser el principal impedimento al que se enfrenta alguien que desea escribir, cuando de textos académicos se trata, el bloqueo mental es el menor de los problemas; ya que, si bien siempre existe cierta ansiedad ante una página vacía, esto no es nada comparado con el hecho de querer llenar ese vacío con una cantidad exagerada de información.
A esta peculiar situación, yo la denomino: Síndrome de la verborrea infoxicativa. Si bien este término no existe de manera formal en ningún documento, desde mi perspectiva explica lo que sucede con algunos escritores eruditos: manejan tanta información sobre el tema (tanto a nivel intelectual como documental), que no son capaces de plasmarla de forma clara, breve y concisa dentro del documento. Este síndrome vuelve la experiencia de escribir (y de leer) una actividad tediosa, redundante y abrumadora. Esta es una dificultad de la cual poco se habla; pero que resulta más dañina que el mismo bloqueo mental, pues afecta no solo a quien escribe, sino también al futuro lector de ese escrito.
Por ello, para evitar en alguna medida el Síndrome de la verborrea infoxicativa es importante recordar que:
- “El que mucho abarca poco aprieta”. No es necesario agotar el tema sobre el cual deseo hablar; basta con brindar una perspectiva diferente y propia del mismo. Antes de escribir sobre un tema, tratemos de dar una respuesta breve a las siguientes interrogantes: ¿en qué quiero enfocarme?, ¿a quién deseo dirigirme?, ¿cómo quiero hacerlo (lenguaje, formato, periodicidad, etc.)? y, ¿cuántas palabras/párrafos/páginas serían las idóneas para una lectura ágil y provechosa?
- “Menos es más”. Así como una pequeña píldora puede tener la capacidad de brindar un enorme alivio para el paciente, también la información no necesita sobreabundar para ser interesante. Esta debe dosificarse porque, al tratar de explicar y/o detallar mucho sobre el tema, los datos terminan siendo incomprensibles y poco atrayentes.
- El interés radica en la relevancia. Al momento de escribir, se deben priorizar aquellos datos generales, pero atractivos que puedan dar un panorama amplio sobre la temática. Aun cuando nuestro escrito esté pensado para especialistas, no sabemos cuántos de ellos dominan los términos que hemos empleado, tienen el mismo bagaje de conocimiento, o cuál es su nivel de familiaridad respecto al tema. Algunas veces es válido “dejar picado” al lector, en lugar de dejarlo “empachado”.
- “Los demás no son como yo”. La frase, “Con que yo lo entienda es suficiente”, no debería nunca ser utilizada por alguien que aspire a ser un escritor serio. Debemos estar conscientes de que, por más que lo queramos, no podemos estar siempre a la par de quien nos lee para explicarle de primera mano el contenido de nuestro texto. Por ello, nuestras palabras deben ser claras, puntuales y precisas para evitar ambigüedades, confusiones o dejar vacíos cruciales de información.
- La ortografía no es opcional. Este último punto se explica por sí solo. Pero vale la pena añadir que, además del punto, punto seguido, punto aparte, la coma y la tilde, existen muchos otros signos de puntuación que ayudan a darle forma y belleza a nuestro escrito. Incluso – por qué no decirlo – también aportan sentimientos y emociones que, al estar los signos bien utilizados, cualquier lector los puede percibir.
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